COMO UNA SIRENA QUE ME ABRAZA de Juan Andrés Pastor

“Sir” proviene del persa y significa, canto, en hebreo es la misma palabra, y "kimaira" tiene su origen en el sánscrito para significar quimera. Es preciosa una palabra que en tres sílabas es capaz de atesorar la quimera y el canto. Muy pocos términos, por sí solos, pueden presumir de ser un poema. Sirena es uno de ellas.

Antes de ser mitad mujer y mitad pez, las sirenas fueron un bello rostro femenino, en un cuerpo de ave y con cola de serpiente. Perdieron las plumas al retar a las musas en una competición de canto que no ganaron.

Las sirenas viajan al lado de la poesía, lo han hecho desde siempre, lo harán y lo siguen haciendo, porque son seres eternos que viven el presente, igual que lo hacen los versos.

Existen por lo mismo: porque saben (sirenas y poemas) que la vida no es suficiente, y aunque tienen memoria, ellas, la poesía y aquellos mortales que las hemos abrazado, sabemos que si el pasado fue bueno duele en su recuerdo, si fue malo, evocarlo nos hará llorar; solo el abrazo y la poesía son presente. Es lo único que existe; igual que aquella sirena que abracé.


Contraportada:

                                 

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